Esta
obra de Yuri Herrera nos presenta al narcotráfico desde una óptica distinta a
la crónica periodística con tintes amarillistas que constantemente es la que
aborda este tema. Así pues, la autora se refiere incluso con términos
alternativos que comparan la vida del narcotráfico con la vida de la realeza de
la Edad Media. Es notable que los nombres de los personajes son los de la
función que efectúan dentro del sistema de organización del narco, su papel en
el Reino. Es este uno de los recursos
de los que la autora se vale para sacudirse el lenguaje usado por la prensa y
liberar los prejuicios o estereotipos que pudiera generar el lector antes de
descubrir el tema de la historia. Se puede adivinar el contexto y ubicarse en
alguna ciudad fronteriza, desértica y lo suficientemente alejada de la ley como
para que en ella proliferen negocios oscuros.
El protagonista, Lobo, creció en
un entorno hostil y de carencia. Así, el protagonista nos comparte su visión de
un líder de un cartel como la de un rey, que provee, que protege, al que hay
que pagarle con lealtad. A lo largo de la historia se recurre a comparaciones
del cartel con la corte de un rey: la mansión del líder es el castillo donde
habitan los cortesanos y allegados del Rey. No obstante, como en otras
historias de soberanos y poder, hay traiciones y luchas por el poder. La
historia nos muestra al cartel desde adentro, desde la óptica de Lobo que logró
integrarse a Su Corte. La autora describe a grandes rasgos a los personajes a
los que se les puede adivinar la personalidad y ambiciones, aunque el texto da
muy pocos detalles de los personajes, apenas un nombre genérico. En general, me
agradó que la autora abordara de manera distinta el tema del narcotráfico y que
añadiera elementos que le dan el toque novelesco al drama que la problemática
representa, incluso en la vida real.
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